Definición
Es un procedimiento quirúrgico para extirpar un corazón lesionado o enfermo y reemplazarlo por el corazón sano de un donante.
Se induce el sueño profundo en el paciente con anestesia general y se hace una incisión a través del hueso del esternón. La sangre del paciente se pone a circular a través de un sistema de circulación extracorporal con el fin de mantenerla bien oxigenada. Se extrae el corazón enfermo del paciente y el corazón donado se sutura en su sitio. Luego, se desconecta la máquina de circulación extracorporal y la sangre fluye a través del corazón transplantado.
Un trasplante de corazón se recomienda en caso de insuficiencia cardíaca causada por:
Arteriopatía coronaria
Miocardiopatía (enfermedad del músculo cardíaco)
Valvulopatía cardíaca con insuficiencia cardíaca congestiva
Enfermedad cardíaca congénita grave
Ritmo cardíaco anormal y potencialmente mortal que no responde a otras terapias
La cirugía de trasplante de corazón no se recomienda para pacientes que tengan:
Enfermedad hepática, renal o pulmonar
Diabetes insulino-dependiente con funcionamiento deficiente de otros órganos
Otros tipos de enfermedades de los vasos sanguíneos del cuello y las piernas
Otras enfermedades potencialmente mortales
Riesgos
Los riesgos de cualquier procedimiento con anestesia son:
Reacciones a los medicamentos
Problemas respiratorios
Los riesgos de cualquier cirugía son:
Sangrado
Infección
Los trasplantes de corazón traen consigo grandes riesgos. Hay un gran riesgo de infección por causa de los medicamentos que deben tomarse para prevenir el rechazo al transplante. Se debe consultar con el médico si se presentan signos de infección (enrojecimiento, secreción, fiebre) o si hay un empeoramiento general de la salud.
Expectativas después de la cirugía
El trasplante de corazón prolonga la vida de un paciente que de otra manera moriría. Cerca del 80% de las personas a quienes se les practican trasplantes de corazón siguen vivos dos años después de la cirugía. El principal problema, como sucede con otros trasplantes, es el rechazo al injerto. Si el rechazo se puede controlar, la supervivencia puede aumentar hasta 10 años.
Los medicamentos que impiden el rechazo al trasplante se deben tomar por el resto de la vida. Las actividades relativamente normales se pueden reanudar tan pronto como el paciente se sienta lo bastante bien y después de haber consultado con el médico; sin embargo, se deben evitar las actividades físicas vigorosas.Los principales problemas son los mismos que se enfrentan con los trasplantes de órganos mayores:
Encontrar un donante
Combatir el efecto del rechazo
El costo de la cirugía
Evitar la infección
Evitar la obstrucción de los vasos sanguíneos en el órgano trasplantado
Encontrar un donante puede ser difícil. En este tipo de trasplante, el corazón sano debe provenir de una persona recientemente fallecida o con soporte vital y muerte cerebral. Esto es diferente de lo que sucede con un trasplante de riñón, en el cual el órgano puede ser donado por una persona viva.
La sincronización es muy importante porque no hay una buena forma de mantener el corazón donado vivo durante mucho tiempo. A una persona que tenga necesidad de un trasplante de corazón se la puede mantener viva con dispositivos cardíacos artificiales por períodos de tiempo cada vez más largos; sin embargo, los corazones artificiales puede también acarrear riesgos significativos. Aunque algunos de estos aparatos están totalmente aprobados, otros se consideran aún experimentales.
Combatir el rechazo es un proceso continuo. El sistema inmunitario considera al órgano trasplantado como una infección y automáticamente lo combate. Por esta razón, los pacientes con trasplante deben tomar medicamentos, como ciclosporina y corticosteroides, para inhibir la respuesta inmunitaria del cuerpo. La desventaja de estos medicamentos es que debilitan las defensas naturales que tiene el organismo contra diversas infecciones